BITÁCORA DEL DÍA 23/10/2014
EXTRACCIÓN DE LA SANGRE
La sangre se extrae de una arteria o de una vena , usualmente de la parte interior
del codo o del dorso de la mano. El sitio de punción se limpia con un antiséptico y luego
se coloca una banda elástica o un brazalete de presión alrededor del antebrazo con el
fin de ejercer presión y restringir el flujo sanguíneo a través de la vena, lo cual hace que
las venas bajo la banda se dilaten, y hace más fácil que la aguja alcance alguno de los
vasos sanguíneos.
Inmediatamente después, se introduce una aguja en la vena y se recoge la sangre en
un frasco hermético o en una jeringa. Durante el procedimiento, se retira la banda para
restablecer la circulación y, una vez que se ha recogido la sangre, se retira la aguja y se
cubre el sitio de punción para detener cualquier sangrado.
En función del tipo de análisis que se vaya a realizar es requisito haber suspendido el
consumo de alimentos al menos ocho horas antes de la extracción, para que la
obtención de datos no distorsionados sobre el estado de la sangre. Aunque este caso
siempre lo ha de determinar el médico en el momento en que solicita dicha prueba.
Cuando se inserta la aguja para extraer la sangre, algunas personas sienten un dolor
moderado (resultado de que la aguja perfora la capa exterior de la piel y se inserta en el
músculo para alcanzar el vaso sanguíneo), mientras que otras sólo sienten un pinchazo
o sensación de picadura. Posteriormente, puede haber una sensación pulsátil (se siente
la aguja de forma palpable bajo la piel, a menos que se inserte de forma oblicua).
Algunas personas pueden sufrir mareos o desmayos debidos a la impresión que les
causa, por lo que se recomienda estar sentado o tumbado durante la extracción.
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